El pasado 13 de octubre el Banco Central subió la tasa de interés en 125 puntos base, la mayor alza en los últimos 20 años. La medida se da en un contexto de mayor inflación y disminución de la inversión en el país.
El Banco Central decidió elevar la tasa de interés en 125 puntos base, pasando de 1,50% a 2,75%, esto como una forma de contrarrestar el desequilibrio macroeconómico que está sufriendo la economía nacional.
Esta medida busca, entre otras cosas, frenar el consumo para regular la inflación que está afectando al país. La que se ha visto disparada por diversos motivos, entre ellos, el escenario internacional, los retiros de fondos de las AFP, así como por la expansión del gasto fiscal, producto de las ayudas económicas que se han entregado en el contexto de la pandemia. Según las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en septiembre, el Índice de Precio al Consumidor (IPC), -indicador que muestra el nivel de inflación en que estamos-, registró un alza del 1,2% respecto al mes anterior y en lo que va del año, ha acumulado un alza del 4,4%.
De acuerdo con el Banco Central, “la evolución del escenario macroeconómico ha aumentado los riesgos para la convergencia de la inflación a la meta de 3% a dos años plazo. Si bien la inflación subyacente ha evolucionado dentro de lo previsto, las perspectivas para los próximos meses se han ido elevando”. Esto llevó al Banco Central a ajustar nuevamente la tasa de interés y esta vez con un aumento sustancial.
Esta alza impacta directamente el bolsillo de las personas, así como la economía en general, teniendo como consecuencia una reducción de la demanda desincentivando la inversión y el consumo, de forma tal de limitar el dinero circulante en la economía, con lo que se evita que la inflación siga subiendo.
¿En qué afecta a las personas y empresas este aumento en la tasa de interés?
Desde un punto de vista práctico, a las personas les influye, por ejemplo, en el valor que pagan por sus créditos hipotecarios y el acceso a los mismos, al restringirse las condiciones de entrega.
De la misma forma, las empresas e inversionistas se ven afectados por el aumento en los costos de sus créditos y distintos tipos de financiamiento, como factoring, leasing y créditos de largo plazo, impactando directamente sus utilidades y decisiones de inversión, lo que, a su vez, influye en las tasas de empleo, entre otras cosas.
De acuerdo a Jaime Jullian de Jullian Consultores “nos enfrentamos a un escenario complejo más aun porque la pandemia sigue activa, pero es de esperar que la decisión del Banco Central dé los resultados esperados y la inflación se regule de acuerdo a la meta y vaya poco a poco recuperándose la inversión y la estabilidad económica que caracteriza a nuestro país”.